El contador público tiene el privilegio de desarrollar una de las profesiones con mayor campo laboral, además de asumir funciones que son exclusivas para él, las cuales nadie diferente a un contador público titulado y con tarjeta profesional vigente puede llevar a cabo, entre ellas, ejercer como revisor fiscal, dictaminando los estados financieros y otorgando fe pública sobre sus actuaciones.
Tales privilegios vienen acompañados de una responsabilidad, la cual exige que, entre otros aspectos, actúe como garante frente a la sociedad de las relaciones comerciales de las sociedades, los individuos y el Estado. Considerando todo lo anterior, abordamos una serie de puntos que reflejan la importancia de la constante actualización por parte de este profesional.
Exigencia ética y legal
Uno de los principios básicos de la ética profesional, listados en el artículo 37 de la Ley 43 de 1990, es la competencia y actualización profesional, la cual señala que el contador público solo podrá aceptar aquellos contratos para los que esté debidamente capacitado, de manera que pueda culminarlos de forma satisfactoria, lo cual le exige actualizar sus conocimientos en todo momento. Lo anterior coincide con lo dispuesto en el artículo 43 de la misma ley, referente a las relaciones del contador público con los usuarios de sus servicios.
En este sentido, tenemos que la actualización es claramente un requisito ético y legal, si se considera que el cliente que contrata los servicios del contador público lo hace con la plena confianza de que con el trabajo del profesional contable los procesos contables, financieros o de control se desarrollarán efectiva y oportunamente, evitándole así cualquier implicación legal u operativa en su negocio.
Incrementar el valor de sus servicios
Si cuenta con el debido conocimiento y actualización, el contador público podrá realizar las recomendaciones más oportunas para mejorar la situación financiera de las entidades en las que presta sus servicios, solucionando así sus principales necesidades de información y de cumplimiento con organismos fiscales y de supervisión, con lo cual no solo generará valor agregado a cualquier actividad que desarrolle, sino que, además, producirá el debido respaldo para exigir un cobro adecuado y justo por sus servicios.
Evitar sanciones
Muchas de las sanciones impuestas por la Junta Central de Contadores –JCC– se deben a la inexperiencia y desconocimiento de los profesionales contables que asumen tareas sin estar preparados para ello. La discusión al respecto, además de pasar por factores como la dificultad para encontrar empleo y las pocas garantías de los contadores, también debe considerar la forma en que se desacredita a la profesión, conllevando a que la confianza en los servicios contables se pierda y que estos no sean bien valorados por los usuarios, convirtiéndose en un circulo vicioso.
Enfrentar el entorno cambiante
Las constantes reformas tributarias, actualizaciones en materia de Normas de Información Financiera y de Auditoría, normas legales, comerciales y laborales, todas ellas relacionadas con el campo de acción, exigen que el contador mantenga una constante capacitación, pues de lo contrario rápidamente quedará por fuera del mercado laboral.
Tomado de: http://actualice.se/aa53